martes, 15 de mayo de 2007



Pedazo de tarta (chocolate!!!)

Pedazo de tarta venía a menudo, al salir de su trabajo. Era dependienta de una tienda de ropa, y cuando el día había sido duro y ya estaba cansada de ser atosigada por clientas indecisas venía y se sentaba en un taburete en la barra. Esperaba tranquilamente a ser atendida, charlando suavemente con un amigo que solía acompañarla. Discreta, amable, no podía sin embargo dejar de llamar la atención a causa de su extrema belleza. Cervezas y combinados corrían con bullicio a su alrededor. Pero Pedazo de tarta siempre estaba un poco triste. Cansancio acumulado, falta de incentivos en el trabajo, algún que otro desaire amoroso... quien sabe... la tristeza la acompañaba suavemente en sus gestos, en sus palabras de terciopelo. ¿Me pones un pedazo de tarta? Tenemos pasteles caseros, te recomiendo la tarta Sacher o Bony: Bizcocho de chocolate relleno de coulis de fresas bañado de chocolate, con nata montada y virutillas de chocolate negro. El embrujo surtía efecto: Di tres veces la palabra chocolate y no podrán evitar pedirlo. Siempre que sugería este postre en una mesa las miradas se transformaban. La humanidad se divide en dos tipos de personas: los adictos al chocolate y los indiferentes (a algunos incluso no les gusta, aunque se argumenta su posible origen extraplanetario). En cada mesa siempre había alguien –con mayor frecuencia mujer – que al oír mi descripción no podía evitar sonreír nerviosamente. Miraba entonces invariablemente a sus comensales con un asomo de sentimiento de culpa que espera comprensión, complicidad en el mejor de los casos. Lo pedimos, no? Pedazo de tarta sufría el mismo síndrome. Ella secretamente venía a saciar su adicción, fingía indiferencia pero pedía a cada vez sin excepción su pedazo de tarta. Un baño de miradas seguía su habitual festín que finalizaba chupándose los dedos discretamente. Los ojos le brillaban. Por unos minutos la conversación se animaba. Pedazo de tarta rezumaba felicidad, y se marchaba a descansar con una sonrisa en los labios.
Hoy Pedazo de tarta tiene una hija (esto me pasa por dormir sin bragas, nos confesó), una niña de ojos oscuros que augura su misma belleza. Y de vez en cuando aparecen con un secreto a medias, presurosas, casi furtivas, y piden un pedazo de tarta (con mucho chocolate exige la pequeña) que devoran relamiéndose en sonrisas.